miércoles, enero 4

Poesía Viva

Recuerdo aquella noche que en la cama habíamos hablado y recuerdo cómo te habías asustado, pensabas que en realidad algo malo había pasado, pensabas que me habías jodido, que la habías cagado. Te dije “para nada” y te miré a los ojos, te dije “al contrario”, y te vomité mi verdad. Te dije que por las madrugadas escribía, cuando todos los pensamientos surgían, te dije que había un blog y que era para vos, pero ahora la del miedo era yo. Miedo porque no sé controlar mis palabras, miedo por lo que siento y que supieras lo que me pasa. Miedo a que mis hormonas estén fuera de control, miedo a, a veces, no ser realmente yo. Miedo a que no me comprendas, miedo a que te detengas, y no me hables nunca más. Pero nos tomamos de la mano como símbolo de complicidad, dijiste que nada de eso iba a pasar, que más importante que el proceso, era el final. Si yo me controlaba en persona, no me tenía que preocupar. Me puse muy contenta al oír tus palabras, estaba tranquila y aliviada. Sinceramente no sé si me hubiera esperado lo que dijiste, sólo sé que lo hiciste e hiciste sonreír a mi alma. Nos contamos anécdotas sobre las veces que recordamos el día, siquiera podía creer que lo hayas pensado más de una vez. Esa noche me sirvió y de mucho, esa noche me viste, me sentiste llorar, secaste mis lágrimas y a mis miedos los hiciste volar.Holding_Hands_by_Laiyla

Procedimos a dormir, como estábamos por hacer, pero esa noche fue distinta. Esa noche al fin sabías que eras poesía viva, te diste vuelta y para mí, tu espalda, fue la más perfecta sinfonía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario