La sensación con la que hoy desperté, hacía rato no la tenía. Mi libido estaba por las alturas y yo que apenas abría un ojo. Juré tantas veces no volver a pensar en ello, me había calmado al respecto. Pero no lo pude evitar. Como una droga empecé a recordar la silueta de su cuerpo en ese mediodía y cómo me había propuesto lo que quería. Hacerla mía. Empecé a recordar el beso en su espina, de arriba a abajo su cuerpo me había dejado sin salida, sin opción, me robó la razón. Recordé las risas y la manera que en mí crecía la tentación, el roce de la piel, el grito de mi corazón. De arriba a abajo en un laberinto sin final, mis labios sentían el calor de su piel y mis oídos escuchaban un “no”. Estaba cegada por el sol, quería ir más allá, el estímulo estaba por toda la habitación. Lo que nunca pensé era que realmente fuera a suceder, las risas eran inocentes, con el otro mucho no teníamos que ver. Las risas camuflaban la situación, chistes en vano y un poco más ya nos habíamos acercado. Estaba a punto, él me estaba sintiendo, su cuerpo estaba respondiendo y eso lo asustó. Nunca había sentido nada intensamente así por una mujer, era demasiada la sensación. Trató de escapar y por momento lo consiguió, llamó a su mascota que lo relajó. Yo estaba en llamas, no lo podía disimular, y sin titubear lo arrojé al fuego de la pasión, volví a tocarlo y a encender su corazón. Bombeaba sangre por demás, su cuerpo esta vez no resistió, sintió todos los estímulos y a ellos respondió. Su curiosidad le ganó, era su primera vez, estaba acostado con una mujer, y esa mujer era yo. A mis encantos lo sometí y ya no quiso resistir. En la cama estábamos los dos, mirándonos, su cuerpo estaba servido y listo para deleitar, y yo, empecé a bajar. Tan entregado estaba, cada centímetro me hacía suspirar, cómo explicar la sensación? Perdí mi cabeza, la dejé en el balcón. En mis oídos volvió a sonar un “no”. Demasiado estaba viviendo, se cruzaban sus pensamientos y emoción, quería pero no se animaba, asique le di otro envión. Mi boca tapó sus dudas, generando una conexión. Salteé la parte más deseada, creo que ni yo estaba bien preparada. Me dirigí a sus piernas, cosa que me encantaba, las sentía suaves y él lo disfrutaba. Tan cerca de su tesoro, no pude evitar mimarlo, y mi boca coloqué por arriba de su bóxer blanco. Volvió a resonar un “no”, pero otra vez callé su voz. Había comenzado la función.
 
 Es increíble lo que toda esa experiencia inspira. Son horas de mi vida que nunca voy a olvidar, pero a la vez son peligrosas de recordar. Hoy no me puse límites y me largué a escribir. Ésto es lo que salió:
  Te quiero ver
 Te quiero tener
 Mío otra vez
 Sin palabras again
 Con miradas, tal vez
  
 En lujuria sublime
 Tu cuerpo otra vez
 Te quiero besar
 Hasta el amanecer
  
 Hacer un eclipse
 De fuego y pasión
 Robarte la piel,
 Hacerla mía otra vez
  
 En el crepúsculo quiero
 Beber de tu miel
 Erizarte el alma
 Y terminar en tu ser…
 Rendida a tus pies
  
 Y en la luna nueva
 Hacer que acabes también,
 Besar tus labios again
 Besar el cielo otra vez.
  
 
 
 
            
        
          
        
          
        
  Hoy no puedo dormir. Son las 7:14 de la mañana y doy vueltas en la cama. Hace calor y no concilio el sueño. Empiezo a observar la habitación que me hace sentir encerrada entre cuatro paredes. De repente, palabras vienen a mi mente, conozco mis ataques de poesía y sé que tengo que escribir, tengo que dejar fluír mis sentimientos y plasmarlos en un texto, sólo esa es mi única salvación para esta eterna noche que nunca concluye. 
 Las siguientes palabras no son dedicadas a nadie, pero sí inspiradas en alguien, una musa que hace emerger en mí los más intensos sentimientos.
  
 Me siento encerrada entre cuatro paredes
 Necesito salir e ir a buscarte
 Necesito encontrarte
 Y llenarme de vos
 Beber de tu miel
 Que me da tanto placer
 Dejar de histeriquear 
 Y dejarnos ser.
  
 Por qué reprimir
 Cuando sentimos?
 Hay que aceptar
 Lo que nos dictan los latidos
  
 Es por eso que yo me siento atrapada
 Entre tu espalda y la pared
 Entre tus curvas
 Y su degradé
  
 Me enredo en tu pelo juguetón
 Y no me desprendo
 Aún si escucho un “No”…
  
 Te necesito tanto,
 Tanto como escribir
 Pero es jodido
 Porque no lo puedo asumir
  
 Y en la profundidad de la noche
 Y el comenzar de la mañana
 Es cuando visitás mi mente
 Y te arrastro hasta mi cama
 O deseo estar en la tuya
 Y hacer lo que se me dé la gana.
  
 Me veo limitada por estas cuatro paredes
 Resbaladizas como el hielo
 Soy incapaz de rasguñarlas
 O de encontrar salida alguna
 Y liberar al fin mi alma
  
 Los minutos pasan y no distingo la realidad
 Te siento atrás de un vidrio
 Donde rebota toda mi verdad
 Por más que te la quiera gritar
 Siempre regresará.
  
 Saber esperar, algunos dirán
 Pero la vida es corta
 Y el tiempo aún más.
  
 Me mata la incertidumbre
 De saber sobre estas paredes
 De dónde provienen?
 O si se derretirán…
 Algún día podré
 Volverlas a atravesar?...
 
Luego de haber terminado de escribir y analizar mi texto como si yo fuera mi propio paciente, he descubierto que inconscientemente lo que yo quiero representar con “Las paredes” es en realidad la “negación” por parte de la persona, su consentimiento negativo es esa barrera que me separa de mis deseos; no la quiero rasguñar, no la puedo rasguñar porque sé que eso lastimaría a la persona ya que significaría “ir contra su voluntad”, y de todas maneras sé que la respuesta va a ser NO. 
 Las paredes son frías y duras como el hielo porque describen la manera en que las siento, no sé cómo fue que se generaron y sé que detrás de ellas se esconde el más cálido sentimiento de lo que es sentir sin pensar; el cuál espero que algún día logre derretirlas y me deje atravesarlas al fin.♥